María Emilia Vico –

Este artículo se propone reflexionar sobre el proceso de traducción del portugués al español de la novela Sortes de Villamor (Premio Brasilia de Literatura 2012) de la autora brasileña Nilma Lacerda. Este trabajo está siendo escrito al mismo tiempo que la traducción de la novela está llevándose a cabo, constituyéndose en una especie de diario del traductor. Seguramente, al finalizar y con los textos ya publicados en los dos idiomas pueda realizarse un estudio exhaustivo sobre dicha traducción.

Sortes de Villamor transcurre en la ciudad de Salvador de comienzos del siglo XIX cuando Branca de Villamor llega a la casa de Ismê Catureba después que naufragara el barco que la llevaba de Francia a Brasil. Siendo la única sobreviviente de la tragedia, queda huérfana y es depositada en la puerta de la casa de Ismê, mujer negra que se había ganado la libertad y cuidaba a los niños de la calle. Conocemos la historia de Branca, joven francesa descendiente directa del Marques de Villemaur, a través de Caim de Node, joven negro liberto, que narra la llegada de esta extraña figura a la casa de Ismê. Branca perturba la casa con sobresaltos debido a sus pesadillas, aprende portugués y se propone vender suertes de papel para juntar dinero y volver a su país natal. Caim trabajaba como copista en la ciudad. Es una novela de retornos y búsquedas, Branca quiere volver a Francia, su tierra natal, Caim, quien fue predestinado por Ismê para que fuese secretario de la Cofradía, quiere volver a sus orígenes: la tierra de los quilombos. Ismê es un personaje misterioso con sus hierbas milagrosas, su capacidad de comunicarse con el viento, los árboles y con quienes ya no están. Suertes de Villamor es una novela donde Branca, Caim e Ismê van tejiendo sus caminos y buscando sus destinos.

¿Cuál es el camino del libro que va a ser traducido?, ¿Cuáles son las tareas del traductor en ese camino? Ante la llegada del material, el traductor es el encargado, muchas veces, de hacer la primera lectura que el editor no leyó pues se encuentra en un idioma extranjero que él no domina. Es decir, el editor selecciona la obra por intuición o porque otras obras de ese autor fueron ya traducidas – lo que es un buen parámetro – o porque le gustó el título y la reseña que se publicó sobre la novela o tal vez porque otra editorial también la quiere traducir o vaya uno a saber porqué. Debemos tener en cuenta que como traductores, en muchos casos, seremos los primeros en leer la novela y deberemos hacer una devolución sobre la calidad de la obra a traducir. Esto quiere decir que además de ser buenos traductores debemos ser buenos lectores.

¿Cuáles son las exigencias de la editorial y hasta dónde se puede negociar? ¿A qué español traducir? ¿Dónde será publicada? La editorial es quien nos informa algunos datos que para nosotros, los traductores, son fundamentales, por ejemplo, quiénes serán nuestros lectores. En este caso, Sortes de Villamor será publicada en la Argentina y estará dirigida a un público juvenil (adolescentes de la escuela secundaria). Es por ello que decidimos traducirla a un español de la Argentina y no a un español neutro. Otra participación fundamental de la editorial ocurre cuando entregamos el texto traducido porque será leído y posiblemente corregido por el revisor, el editor y el editor sénior. Específicamente, los editores son quienes pueden y, de hecho, realizan, casi siempre, cambios en nuestro texto traducido. ¿Somos o no los dueños de la traducción? Puede suceder que no tengamos la última palabra. Es cierto que es el traductor quien pondrá su nombre en los créditos pero no es menos cierto que debemos negociar con los editores los cambios por ellos propuestos. Puede incluso suceder que el editor quiera modificar el título y que no sea una traducción del original sino un título nuevo que según el editor venderá más como suele suceder con los títulos de las películas extranjeras. El título será una de las dificultades que analizaré en este trabajo. Nos adentramos en la tarea de escribir a la par de la traducción nuestras reflexiones sobre la tarea de traducir esta novela.

¿Cuáles son los pasos que realizamos para traducir literatura? ¿Cómo se realiza la “lectura instrumental” (Averbach, 2011) y en qué consiste? La lectura instrumental es el primer paso de la traducción literaria. La lectura debe ser detallada y minuciosa para poder determinar los rasgos principales del texto e identificar recursos y efectos. ¿Qué está en el centro de la obra? ¿Qué es imprescindible y qué puede perderse? “No se trata simplemente de que se lea (o debiera leerse) el texto a traducir como primer paso del proceso […] sino sobretodo de que la lectura define y determina el paso dos- la traducción y la revisión” (Averbach, 2011: 35). Según Averbach, como traductores debemos manejar tres contextos: el oracional, que es la unidad práctica de traducción aunque insuficiente para traducir literatura, el contexto del texto y el tercero que se relaciona directamente con la cultura del texto fuente. Leer el texto completo, minuciosamente, – realizando un análisis de qué es fundamental a esa obra: qué puede y qué no puede perderse – es una herramienta fundamental a la hora de traducir. En traducción literaria se parte de la concepción de que, por su condición de literarios, los textos transmiten algo más que un mensaje o una historia, es el código – la lengua – el que también provoca un efecto en los lectores. Para poder copiar los efectos en nuestro texto traducido necesitamos ser buenos lectores de los recursos utilizados para buscar y producir, en la otra lengua, los mismos efectos o similares.

A través de estos pasos vislumbramos las características y dificultades de la traducción de la novela Sortes de Villamor.

¿Con qué dificultades nos enfrentamos al traducir la novela?:

  1. El título de la novela es Sortes de Villamor. Apenas llegó el texto a traducir nos sorprendió el uso de la palabra sortes en plural. Luego de numerosas lecturas persistían las dudas, pasamos por varias posibles traducciones del título, como por ejemplo: Las fortunas de Villamor. Era una posibilidad pues decimos en español leer la fortuna a quien nos dice el destino. Pero esta opción no logró conformarnos porque fortuna también refiere a riqueza y éste no es el sentido del texto en portugués. Recordemos que sortes remite a lo que Branca vende en las calles de Salvador, suertes escritas en papelitos, una especie de proverbios que ella inventa o mistura. Estas suertes que ella escribe y vende se asocian a los destinos de quienes las compran, en ellas se teje misteriosamente un camino y cada uno lee en ellas su propio destino. De ahí que también una de las posibles traducciones para el título fuese Los destinos de Villamor. Sin embargo, tanto en el caso de fortunas como de destinos, además de no tener una satisfacción plena con esas posibles traducciones, creemos que el texto sufriría importantes pérdidas. Por un lado, en portugués la palabra sortes, en plural, presenta cierta extrañeza, porque es normalmente utilizada en singular sorte. Después de realizar un paneo con nativos brasileños sobre la palabra sortes en plural tuvimos la certeza de que les resultaba, también a ellos, extraño el uso en plural. A quienes consultamos dieron la misma respuesta: ¡Es extraño ese uso! y lo llamativo, además, fue que retrucaban preguntando: ¿Qué quiere decir con sortes? Pero, ¿de qué se trata el libro? Fue exactamente en este punto que nos inclinamos por mantener sortes y traducirla por suertes en español, para dejar exactamente la misma extrañeza que tenemos en el texto fuente. A su vez, utilizando fortunas o destinos perderíamos algunos juegos de palabras como el del comienzo del libro, donde la autora establece una especie de diálogo con el lector y que se intitula “Conversa ao pé da letra”:

Sortes de papel. Sortes nas linhas das mãos, nas linhas dos astros. Sortes no bico do periquito, sortes nas mãos da cigana. Sortes de santo em quermesse, sortes na loteria eletrônica. Quantas sortes! […] “Boas sortes, minha leitora, boas sortes, meu leitor” (Lacerda, 2010: 9).

En español: Conversación al pie de la letra. Suertes de papel. Suertes en las líneas de las manos, en las líneas de los astros. Suertes en el pico del periquito, suertes a manos de la gitana. Suertes de santo en kermés, suertes en la lotería electrónica. ¡Cuantas suertes! […] Buenas suertes, lectora, buenas suertes, lector.

Otras dificultades son las provenientes del contexto sociocultural e histórico de la novela: recordemos que la protagonista es una francesa que llega a la ciudad de Salvador de principios del siglo XIX, a una familia de negros libertos. La matriarca, Ismê Catubera es una antigua esclava que consigue la libertad y tiene niños a su cuidado, entre ellos a Caim. A principios del siglo XIX, el Brasil Colonia, e incluso luego de su independencia, convive plenamente con la esclavitud que será abolida, por lo menos jurídicamente, en 1888, ya habiendo sido prohibido el tráfico de esclavos en 1850. Se registran numerosas referencias socioculturales que nos retrotraen a este proceso, nombraremos las más complejas en lo que a la traducción respecta, como quilombos, Zumbi, senzala, sinhazinha (la hija o esposa del patrón de la hacienda), calundu, frases y expresiones que son propias del ambiente y de su tiempo. ¿Cuándo es necesario colocar una nota del traductor? Cuando no encontramos otra alternativa La nota orienta al lector frente a ese término “intraducible”, la contrapartida es que hace visible al traductor. ¿Y por qué tendríamos que invisibilizarlo? Seremos más fieles a nuestros lectores de la lengua de llegada dándonos a conocer, haciendo que el lector perciba que se trata de una obra traducida, siendo visibles al lector, éste sabrá que se trata de un autor y de una lengua extranjera, de una lengua otra, no la propia, y que el nuevo texto está mediado por un otro: el traductor. Hablamos de extranjero en el sentido más amplio del término, extranjero implica no solo otra nacionalidad, otra lengua, implica otro con una cosmovisión social, con otra historia. Desde el momento en que se decide traducir la obra literaria a otra lengua, el traductor es un participante más del proceso. Se ha llegado a decir que colocar una nota implica el fracaso del traductor. ¿El original debe transparentarse en el texto meta (postura defendida por Benjamin, 291, 1994) y así parecer una traducción? Una nota haría visible al traductor y nuestro texto sería sin dudas una traducción, pero ¿por qué querer que sea un original cuando es una traducción? ¿O el texto de llegada no debe tener vestigios del original? ¿Extranjerizar o domesticar? Extranjerizar “refere-se à introdução de palavras da cultura doadora na cultura receptora, produzindo no leitor uma sensação de distanciamento ou estranhamento” (Burque, 2008: 33).

Por que Ismê me acolheu em sua casa? Por que acreditava tanto em mim, me distinguia dos outros, me dava uma educação letrada? Por que alimentava a ideia de me ter em alto cargo em uma irmandade de pretos? Porque me negava o direito de ir para um quilombo, lutar ao lado dos nossos, ser o guerreiro que sonhava? Minha mente ia para as batalhas, voltava no tempo, libertava Palmares, salvava Zumbi.” (Lacerda, 2010: 31).

Extranjerizar implicaría mantener los términos quilombo, Palmares y Zumbi en la traducción colocando una nota del traductor. Domesticar implicaría buscar (sin encontrar) un equivalente cultural en nuestra sociedad, en una Argentina que no tuvo inmigración negra africana masiva, ni tráfico de esclavos semejante al de Brasil. Tendríamos a Blanca naufragando a orillas del Paraná o del Río de la Plata, llegando a Rosario o tal vez a Buenos Aires del siglo XIX y no a un Salvador negro del siglo XIX. ¿Qué hacer ante la escena en la que Branca ve por primera vez a los negros y ellos la ven con su piel tan blanca y el asombro que implica para ambos? Tendríamos que sorprender a nuestra Blanca haciendo que se encuentre con ¿nativos? ¿Y para dónde querría ir Caim si no fuese para los quilombos a ayudar a sus hermanos que todavía sufrían? Y cómo sería una Ismê Catureba argentina, personaje misterioso y supersticioso de Salvador que puede leer el viento y dar hierbas para cada ocasión ¿Cómo sería la novela a las orillas del Paraná? Al traducir lo intraducible por equivalentes parciales de la lengua-cultura de llegada escribimos otra historia. Domesticar es robarle a la obra lo más propio. Un lector que quiera leer sobre un barco que naufraga a orillas del Paraná comprará un libro de un autor rosarino y no Sortes de Villamor de Nilma Lacerda.

  1. Otra problemática de traducción sucede con la irrupción del francés y el aprendizaje de lenguas. Branca aprende portugués y Caim aprende francés, somos testigos de sus dificultades, comparaciones y el devenir en sus aprendizajes. “Ficava espantado com a quantidade de letras necessárias para escrever algumas palavras. Uma palabra simples, como é, precisava de três letras: est. Em compensação, não precisava de acento […]” (Lacerda, 2010, 22).

En este caso, decidimos no traducir é por es porque claramente el lector argentino puede entender que é o est quiere decir es. Y aunque no llegase a entender cuál es el significado de é o est, entendería lo que siente Caim en ese proceso de aprendizaje. Traducirla por es sería decir que Branca está estudiando español y no portugués.

E de repente como se o corisco a tivesse atingido, falou: Isto, isto! Meu sorte, meu sorte conduzido para dentro desta terra? Corrigi o que ela dizia: Minha sorte, Branca. Não entendeu, e falou alto: Não, não é sorte de vosmecê, é meu. Disse: Quero dizer que sorte em português é uma palabra feminina. Não se diz meu sorte, mas minha sorte. (Lacerda, 2010: 54)

¿Cómo hacer la distinción de meu / minha en español para marcar el error, pero sin dejar de mencionar que lo que aprende Branca es portugués? Una posibilidad sería: Y de repente como si el relámpago la hubiese alcanzado, dijo: ¡Sí, eso! ¡El mío suerte, mío suerte llevado para adentro de esta tierra! Corregí lo que ella decía: Mi suerte, Blanca. No entendió y dijo en voz alta: No, no es su suerte, es el mío suerte. Le dije: Lo que quiero decir es que suerte en portugués es una palabra femenina. No se dice el mío suerte, sino la suerte mía.

Otras dificultades que merecerían una reflexión son la forma de tratamiento utilizada vosmecê, algunos nombres de personajes y el registro de los diálogos.

Traducir es decidir, elegir, reconocer pérdidas y compensaciones. Nuestra elección se inclinó, en la mayoría de los casos, por “hace(r) entrar al original en cada uno de los lugares en que eventualmente el eco puede dar, en el propio idioma, el reflejo de una obra escrita en una lengua extranjera” (Benjamin, 1994, 291).

 

Referencias Bibliográficas

Averbach, M. (2011) Traducir literatura. Una escritura controlada. Buenos Aires, Editorial Comunicarte.

Benjamin, W. (1994) “La tarea del traductor” en Veja, M. A. Textos clásicos de teoría de la traducción, Madrid, Cátedra, p. 285-296.

Burque, P. (2009[2007]) “Culturas da tradução nos primórdios da Europa Moderna” en Burque, P. e Po-Chia Hsia, R. (orgs.), A tradução cultural nos primórdios da Europa Moderna, São Paulo, Editora Unesp, pp. 13-46.

Lacerda, N. (2010) Sortes de Villamor, São Paulo, Editora Scipione.

Trabajo publicado originalmente con el título: Traducir literatura brasileña: reflexiones en torno al proceso de traducción de una novela ambientada en el siglo XIX, en Cariello, Graciela et all., Tramos y Tramas V: lenguas, literaturas e interdisciplina. Estudios Comparativos. Rosario, Argentina: Laborde Libros Editor, 2015.